En Son De Paz

En son de paz debíamos aceptar, pero sin vulnerabilidades, la venida del nuevo presidente de EUA.

Ellos saben que nosotros degradados en ocasiones por las restricciones económicas de las que ellos mismos han sido culpables por el bloqueo económico al que hemos sido sometidos, no somos compatibles con una dirección extranjera para nuestro país y de ello da fe y constancia el que hayamos sido capaces de resistir un gobierno represivo que pudo lograr con sus idealismos que todo un pueblo le siguiera muy a pesar de las restricciones económicas, pero que supo sembrar el miedo al imperio omnipotente.

Fidel Castro ha hecho su mejor papel, fraudulento o no, represivo o no, dictativo o no, pero historico, y supo convencernos de seguirlo, esperemos que Raúl Castro al tomar las riendas del gobierno paulatinamente sepa como encaminar su destino en la historia. A el nuevo Castro en el poder no le valdrá repetir la histórica hazaña de su hermano Fidel, el desarrollo tecnológico del mundo se filtra y no funcionaría para esta etapa anular la libre expresión de los ciudadanos, tendrá que ser honesto con la historia y sútil para los cambios, pero tendrá que revolucionar la historia de la nación cubana de a todas, Todas.

Hacer historia y pasar a la historia son definiciones que deberá el nuevo presidente saber discernir. Un Castro más, uno menos, no cambia los patrones y en nombre de Fidel tendrá que pronunciar muchos discursos más, o hacer reseñas de toda la trayectoria de la “revolución de Fidel” como en su discurso por el 50 aniversario pronunciado en la ciudad de Santiago de Cuba en enero del corriente 2009, si no le aporta a su govierno su nombre propio.

Para pasar a la historia con nombre propio Raúl Castro deberá encontrar una estrategia única de hacer olvidar la odisea de Fidel en el poder. Una transición pacifica a una nueva forma socialista sería lo ideal, poner al pueblo cubano contento de una vez y por todas y darle la estocada final a la opinión mundial, esto sería la forma lógica de pasar a la historia con nombre propio y ganarse al pueblo cubano desde un estilo mitológico como al que estuvimos acostumbrados con Fidel. Tendría que hacer algo que el pueblo cubano y la disidencia no espere, esperamos un gobierno Militar al poder, esperamos más represión y más miseria, y esperamos que todo siga pasando en nombre del enemigo jurado de la revolución cubana. Raúl puede contar incondicionalmente con la disidencia de nueva generación, todos aquellos que han salido de la isla en los últimos años, porque nadie quiere ver la isla bañada en sangre y sí desean regresar a invertir sus capitales en pos del desarrollo de una Cuba nueva.

En son de paz, Raúl debía ser más selectivo al tomar decisiones y pronunciamientos que desalienten la comunidad cubana en el exilio, que espera con el nuevo presidente del imperio, que los “malos” sean quienes digan la primera palabra “mala” y que mientras, creamos que sí es posible y apostemos lo mejor para que las cosas funcionen, necesitamos el beneficio de la duda… “hasta tanto se pruebe lo contrario”

Raúl Castro envió un mensaje a los futuros dirigentes cubanos, en su discurso por el 50 aniversario de la revolución cubana en enero del 2009, la falta de sutileza característica de los Castros fue ratificada una vez más. “Que no se reblandezcan con los cantos de sirena del enemigo y tengan conciencia de que por su esencia el enemigo nunca dejará de ser agresivo, dominante y traicionero; que no se aparten jamás de nuestros obreros, campesinos y el resto del pueblo; que la militancia impida que destruyan al partido. Aprendamos de la historia.

Más adelante hace alusión a la responsabilidad que le corresponde a la dirección histórica de la revolución a preparar a las nuevas generaciones para asumir la enorme responsabilidad de continuar con el proceso revolucionario.

Habrá de suavizar la marcada tendencia Castrista y crearse una nueva identidad dirigente. De sus propios errores deberá aprender, si es que quiere pasar a la historia… Con nombre propio: Raúl.

Si consiguiera hacer lo correcto, todos tendríamos una buena razón para seguir(lo) amando.