Y entonces no se podía hablar de religión era un tabú, no existía nada que lo justificara, preferíamos hablar de filosofía y sexo, escuchar de política era común más que los desayunos, agotamos todos los temas de la adolescencia y entonces había que hacer algo prohibido, comenzamos a fumar pero llegó el momento en que lo aceptaban en los pasillos de la escuela y todo se hizo común. Son etapas en las que necesitamos destacarnos e ir en contra de algo más que de alguien, hacer revoluciones y sentirnos activos en ellas, revisionamos la moda y aportábamos todo lo contundentemente brutal ante los conservadores, desde la mini hasta las campanas métricas para pantalones a la cadera, pujamos las llegadas a deshoras, adorábamos a los Beatles, Rolling Stones y soñábamos con hablar inglés, pero cuando todo se hacía insípido, solo entonces hablamos de Dios.
Mientras hacíamos revolución a los tabúes discutimos mucho el problema fundamental de la filosofía, no nos acomodábamos a las teorías Marxistas-Leninistas filosóficas que no le hallábamos sentido, (ni aún hoy se lo hallo) Y hubo momentos en que todos fuimos filósofos, en tal caso nadie nos podría contradecir, porque hacíamos exactamente lo que ellos, operábamos conceptos abstractos, que no los entenderían ni nuestras madres, tal y cuál hicieron los comunistas al implantárnoslo a nosotros a través de una asignatura que no se podía suspender. Aún sigo pensando que 13 años es muy poca edad para tanta palabrería. Si que recuerdo la expresión de que usó un compañero de clase al escucharle al profesor la definición de Lenin del “Materialismo y empiriocritisismo”:
¡Ño... quién se aprende eso!
"La materia es una categoría filosófica para designar la realidad objetiva dada al hombre en sus sensaciones, calcada, fotografiada y reflejada por nuestras sensaciones y existente independientemente de ellas".
Sigo insistiendo, era demasiado para trece años y por eso, porque todo lo demás era demasiado complicado, había que hacer revolución y hablar de algo menos dudoso e igual de increíble que la filosofía; La religión.
En unos años más, ya estábamos preparadas para todo, las amigas llegábamos a conclusiones desafiantes, era más fácil enamorar al profesor que aprenderse las teorías. Ya digo… nos hacían pensarlo demasiado.
Todos querían ser militantes, todos lo hubieran sido si no fuese porque solo había un partido y demasiadas tendencias.
Preparar nuevos cuadros desde niños era un objetivo básico de la educación, cocinarle la cabeza con los buenos y los malos sin medias tintas, o se era o no se era, o blanco o negro, comunista o indeseable, en esto radicaba el problema fundamental de la filosofía de ser estudiante, ser o no ser. El abuelo me impartía su sabia teoría: Ningún líder que consolide su puesto en el poder tras una guerra, conserva los principios básicos que comulgan con las libertades y verdaderos derechos de una sociedad civil. El líder se siente merecedor de implantar su propia era.